
Olor profundo que traspasas sentires
clamor eterno
dolor extenso por perdidos amaneceres
furor intenso.
Bailas, para mi, sonidos ancestrales
que forman etéreos,
figuras extensas que recorren el árbol
de la vida.
No percibimos el ruido inconfundible
de la madrugada,
el trinar del cuco
imitando alarmas que no existen nada más
que en su cantar excelso.
Inicias, iniciamos, la danza del tiempo
que ayer
hoy
y, puede que, mañana
sirva para rendir
culto a lo inmenso.
Tus ojos marcan el camino,
los míos el ritmo
que descubre, inalcanzable,
la redondez de tus formas
el gorjear de lo incontable
el vivir exultante ante el paso
del momento.