Intensa
nace la luz bajo sordina
tenue nace
la voz nace el horizonte el
porvenir
ahuyentado renacido
oscilante
temeroso intenso como
aquella
muchacha bailando en la
esquina
como aquella muchacha
devorando
los astros
de pronto nació una flor en
mis ojos
madre que acurruca el
resplandor
en la palabra madre que
tiembla
aventando sombra y ventana
hembra mordiendo fiera muro
que dibuja clavo y ceniza
abrazo en la tez necesitada
El ansia cercena el eco de
tu sombra
2 comentarios:
Un fuerte abrazo de bienvenida, Manuel.
Nace la luz para esa muchacha que devora los astros.
Cada nacimiento es siempre una alegría, una emoción, una esperanza, un construir...Hace florecer.
Los últimos versos son para sentirlos...Todo el poema es una cascada de sensaciones.
Abrazo
Anouna
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