Gorjeando
palabra que se adentra en la
carne
en el gesto en el ensordecedor
pedestal
en la tendida mano en la
paciencia
de las ideas Súbito resplandeciente
espiral de ecos nacidos bajo
el palio
de un estar sin permanecer
sin consciencia
conversación solitaria contra
una multitud
Acaso nadie me escucha
Acaso hablo sola para tanta elipsis
Acaso reverberan mis ideas
en el rellano
de la indiferencia sostenida
Tú carne de mi carne sed de
cuervo
delirio inanimado sonrisa
cautiva
tú mirada inexpresiva ademán
frontera
lucha contra ti misma contra
desasosiegos
arraigados contra ese aspaviento
caído
Llegara el día de la
abundancia Caerá sobre
tus hombros repletos de
incomprensión
3 comentarios:
Eso somos, Manolo de mi corazón,
jamás mejor dicho:
conversadores solitarios contra una multitud.
Beso grande,
SIL
Somos conversadores solitarios cuando no hablamos el mismo lenguaje. Para que nos escuchen nos tienen que entender. Es hora de bajar a las masas, de ser asequible y tender los brazos.De contestar a quienes te llaman, de derrochar lo que somos. un abrazo.
Las palabras, las ideas...unen, por sobre las multitudes. En los silencios compartidos se hace la voz y no importa si alguien más entiende su sonido, porque quienes han hablado bajito se reconocen. Ser carne de otra carne, es un misterio más de la vida.
Siempre grato leer buena poesía.
Abrazo :)
Anouna
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