Un surtidor de fuego en mi mirada,
un esplendor de nube en tu sonrisa,
un resplandor de raso en tu divisa,
un estertor de nieve en mi quijada.
Y llora ciega mi fábula helada
y brama cierta tu glosa sumisa
y clama al cielo tu fámula prisa
y bebe el cieno mi boca angustiada.
Pero, ya vierte rosas Polifemo;
pero, ya corre su agua fuerte el Tajo;
pero, ya llora en brazos Mongibelo.
Todo será vivir, ardor supremo,
todo será gozar, ¡Oh que relajo!,
todo será sentir sin más desvelo.