Amar es la eterna
inocencia,
y la única inocencia es
no pensar…
Prestada
cada palabra se une al
origen
a la imagen escurridiza de
la letanía
obsesión por restañar
volteretas
que siempre son atravesadas
como
la nube que es paloma y es
destino
que es inicio y es regreso
que es el tiempo que se
perdió
cuando aún no había – quizás
– ni tiempo
ni manera de medir la
inocencia
Rasgan unas manos la
madrugada
cascadas de oxígeno sobre la
mesa
gota resbalando por el
mentón
que aprisiona la eternidad
en silencio
que atenaza el suspiro
escandalizado
Nunca esperes amordazar el
candor