miércoles, 23 de junio de 2010

Reflejándose en el agua...



Y mis manos reconocieron el calor de tus ojos
y mis dedos saludaron el árbol frondoso de tu cabello

¿Cuántas naves quemadas al final del camino
para llegar al jardín del que nunca salimos?
Sentarse en el brocal del huerto enlosado con granito
dejar que hable la capilla hecha para ti…
hoy es un simple corral alrededor de un naranjo

Durmieron viejas complacientes en los huecos sin techo
llegaron del Norte restableciendo otra vez la razón
un abogado recreció la madera y la tracería
el parteluz renació desde el fondo de tu sonrisa
los bordes del temblor volvieron a suspirar

Y mi conciencia se bajó de la nube al reconocer tu conciencia

18 comentarios:

Carmen dijo...

me gustan los lugares donde encuentras bosques y manantiales, calidez y suspiros

Besos

Marinel dijo...

Es como adentrarse en los recovecos de un lugar perdido en los recuerdos y en el tiempo del amor.
Un sitio al que se vuelve siendo sin ser,pero complacidos por hacerlo.
Invita al recogimiento.
Preciosos.
Besos.

Jose Zúñiga dijo...

Largo camino en círculo para acabar llegando al punto de partida, pero ya más desnudos, más sin nada. Me llamó la atención el abogado que se coló en tus versos.

lichazul dijo...

todo el texto es precioso
pero estas dos imágenes son ángeladas muy muy bellas

Y mis manos reconocieron el calor de tus ojos
y mis dedos saludaron el árbol frondoso de tu cabello


Felicitaciones

beso y buena semana

Maite dijo...

Lugares que fueron y vuelven a ser...

Un abrazo paisano

Maite

SIL dijo...

Divinos versos.

Vale mil veces la pena quemar las naves para llegar al jardín del que nunca salimos.

Yo sigo en la nube :)

Besoooo, Poeta.


SIL

Paloma Corrales dijo...

No sé quién dijo que los finales emulan los principios, pero es la sensación que me queda al leer tu poema; la de caminar en círculo.

Me gustó, me gusta tu manera.

Un beso.

Anouna dijo...

Tu poesía siempre sorprendente una tras otra, dejándome con el sabor del misterio dentro de la boca. Un poema que circula y camina, que avanza, se detiene, observa y prosigue. Lo siento como una continuidad del pasado pero renovado, es lo que percibo en esa conciencia que baja de una nube al reconocer otra conciencia innovadora.

Sobre todo me gustan los dos primeros versos.

Anouna

Un Colibrí Viajero dijo...

esas manos reconociendo el calor de la mirada uff sublime poeta un honor leerlo como siempre! besitos!

Anónimo dijo...

Habrá que quemar todas las naves que sean necesarias para poder seguir sentándonos en el brocal de ese pozo entre naranjos, y no dejar de reconocer el calor de sus ojos a través de nuestros dedos.
Maravillosos versos, Manolo.

Un abrazo.

Taller Literario Kapasulino dijo...

Hermoso texto con maravillosos recursos visuales.

M. Angel dijo...

Manuel, caminas,te detienes. Pasado, presente, todo lo envuelves con tu versar en túnica de colores

Placer leer tus escritos

abrazo sincero
M. Ángel

Anónimo dijo...

Bien dirigidas tus palabras. Bien halladas de nuevo.

Liliana G. dijo...

Bellísimo, la metáfora se erige en imagen para acompañar un lugar que excede los sentidos...

Besotes.

Paula dijo...

Qué dulce poema!!!
Parece la vida misma, cuando nos alejamos y al llegar a nuestro destino, vemos que regresamos a nuestro origen, "al jardín del que nunca salimos".

Te dejo millones de abrazos amigo!!!

mariarosa dijo...

¡Muy buen poema!
Y esa imágen... perfecto todo, lleva a ver y soñar cada verso.

mariarosa

MiLaGroS dijo...

Este me encanta. Un abrazo

Antonia Maíllo Zamora (Antoñi) dijo...

Este poema me habla de reencuentro, de un bello reencuentro o sencillamente es como en la pintura surrealista, que te deja ver lo que tus ojos son capaces de ver, sea como sea, me he perdido y me he encontrado en una gran historia apenas dibujada por lo implícita que se configura en dada imagen que nos regalas...

Es relajado, casi una ensoñación leerte, poeta... gracias...
Besos